Los virus mutan, el arte también.
Eugenia Viñes no se queda quieta, sus imágenes tampoco.
Una artista que se adapta al entorno, a los distintos soportes y medios, renovando sus recursos.
En épocas de confinamiento la fantasía se inquieta. El surrealismo se vuelve cinético.
Como tiburones hambrientos, algunes artistas necesitan moverse para poder respirar.
Los invito a invertir algo de tiempo en estos delirios.
Todas las imágenes deberían tener play.
Gastón Bravo Almonacid