INICIO  | EDITORIAL  | CONTENIDOS  | SUBITE A COLECTIVA  | QUIENES SOMOS      
MEMES
La construcción de sentidos entre la réplica y la transformación

Texto: Mirta Taboada
Imagen: María Luján Podestá




Dos sílabas que se repiten: meme. Dos sílabas que presentan una imagen anudada a un texto de una manera que crea un sentido particular, en la dirección del humor, del ingenio, de la ironía o la crítica. La identificación es menos problemática que la definición: el meme se reconoce al instante. Desde una primera idea, remite a réplica, a propagación a la manera de un virus. Pero, ¿qué es un meme? ¿Cómo pensarlos desde la comunicación social y su entramado sociocultural? ¿Qué lógicas intervienen a partir de ellos? ¿Es posible pensar en la mimética como posibilidad de creación y de transformación?

¿De qué hablamos cuando hablamos de memes?

Al rastrear los orígenes de la palabra “meme” aparece un nombre: Richard Dawkins y un año: 1976, año de publicación de su libro “El gen egoísta”. El biólogo británico apuntaba en esa obra que “necesitamos un nombre para el nuevo replicador, un sustantivo que conlleve la idea de una unidad de transmisión cultural, o una unidad de imitación. «Mímeme» se deriva de una apropiada raíz griega, pero deseo un monosílabo que suene algo parecido a «gen». Espero que mis amigos clasicistas me perdonen si abrevio mímeme y lo dejo en meme.”

Pero Dawkins también señalaba en una nota en la edición de 1989 que “al parecer, el término «meme» está resultando un buen meme. Hoy se utiliza mucho y en 1988 se unió a la lista oficial de términos a considerar en las futuras ediciones de los Diccionarios de Inglés de Oxford. Por ello me siento más obligado a repetir que mis propuestas relativas a la cultura humana eran modestas casi hasta el aburrimiento. Mis verdaderas ambiciones —y son verdaderamente grandes— van absolutamente en otra dirección […] Mi propósito era recortar a escala los genes, y no esculpir una gran teoría de la cultura humana”.

Algo de esa reflexión quizás brinde pistas del potencial del meme para trascender el sentido de réplica asociada a lo viral en una metáfora biologicista en la que resuena ese origen teórico desde el mundo científico y natural. Si desde el concepto acuñado por Dawkins, la misma apropiación del concepto de meme transformó en un ejemplo de meme, es decir, de una unidad cultural que se transmite, pero con ello también se transforma, se abre la posibilidad de una lectura y usos distintos de los previstos por su autor original.

De la Biología a las Ciencias Sociales

Existen cuantiosos antecedentes académicos que plantean que los memes también pueden encontrarse en el mundo “offline”, no sólo circunscripto a Internet, sus comunidades virtuales y redes sociales, aunque quizás estos últimos sean los que más convoquen a la reflexión contemporánea. La antropóloga e investigadora mexicana Rossana Reguillo sostiene en el ensayo “Cuatro estrategias para un reclamo viral” que la “potencia viral” de un meme se vincula, entre otros factores, “a que los signos que lo conforman son susceptibles de reapropiación y reinterpretación sin perder la carga semiótica inicial”. Dice, también, que “el meme en la era digital puede ser considerado un lenguaje epocal, una lengua de hablantes que poseen las claves para su codificación, decodificación y transcodificación, pero que siempre apela a un acontecimiento o situación detonante”.

En esa línea, el investigador argentino y Dr. en Comunicación Leonardo Murolo sostiene en el ensayo “La sociedad del meme” que a través del meme “podemos emprender el desafío de explicar al sujeto de la comunicación contemporáneo, que se erige en medio de audiencias activas de internet produciendo información, comunicación y conocimiento. Sujetos privilegiados del mash up que se apropian de materiales que están dando vueltas por internet, los modifican y los hacen rodar con nuevos sentidos”. Un meme que también es político, en su función de crítica social, escribe Murolo, y que opera en el contexto de una sociedad alfabetizada a través del lenguaje icónico mediático, que “forma parte de otras maneras de contarnos como cultura del siglo XXI, que asienta en la comunicación mediada por tecnologías gran parte de sus prácticas de sentido. Experiencias que muchas veces nublan la crítica al sistema que las formatea como cuadrícula y donde algunas veces decimos algo fuera de la reproducción.”

Entre la propagación y la metamorfosis mimética

Un meme puede no ser entendido de la misma manera por quienes estén del otro lado de la pantalla, si hablamos de memes situados en Internet. Incluso puede no ser entendido: no se trata de un lenguaje o narrativa universal sino que exige ciertas referencias o marcos de comprensión en tanto propone una síntesis particular entre imagen y texto. Un dato relevante es que existen aplicaciones para la generación de memes, que hacen de la tarea de crearlos algo interactivo y accesible.

Otro fenómeno contemporáneo significativo es que pasaron a ser noticia. Desde partidos de fútbol a frases o gestos del mundo político, a sucesos culturales o sociales de los más diversos, incluso, en contextos de acción política, los memes pueden convertirse en “arsenal de lucha simbólica” de movimientos sociales como plantea Reguillo. La cotidianeidad también puede ser y es meme: se hace sentido desde la comparación, como el caso del popular meme de los dos perros “Swole Doge vs. Cheem”, para construir sentido sobre las diferencias generacionales o las transformaciones antes y a partir de la pandemia.

El meme implica creación no sólo desde el acto originario de quien lo crea de forma anónima, en tanto el meme no se asocia a figura de un autor o autora sino que su acento radica en su potencial de ser apropiado y compartido. En esas acciones es posible que se pierda, se modifique, se agregue algo: con ella se abre un universo imprevisto. En tanto proceso de comunicación, la mimética también exige una perspectiva más compleja de lectura y análisis que salga de la línea recta, de una teoría de transmisión unívoca, de una reproducción pasiva y de difusión -en este caso, cultural- que se transmite entre individuos receptores.

Pero no sólo podemos referirnos a la creación como acción desde la autoría, sino desde la apropiación a partir de su circulación que hará de ese meme algo más cercano a la metamorfosis que a la réplica, como propone la taxonomía que elaboró la investigadora brasileña Raquel da Cunha Recuero en 2007. Por ello, retomando la pregunta inicial, es posible pensar la mimética en términos de creatividad y de transformación sociocultural, en tanto no sólo involucra la réplica de un contenido con potencial de ser viral, sino que en su acepción menos conocida, es posible entender al meme como proceso de resignificación de sentidos sociales.




ME GUSTA
Imagen: Cintia Miñola
PROYECTO DE NEOLENGUA PARA LA ARGENTINA (...)
Por Ariel Stivala
LA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA
Por Gustavo Damelio
LENGUAJES POSIBLES
Artista: Ro Barragán