Me gusta =
Me gusta mucho =
Apoyo fervientemente tu postura =
No me gusta, pero con esta manifestación fática dejo abierto el canal de comunicación y sostengo sin mucho esfuerzo ni compromiso el vínculo de esta relación =
Comparto su observación respecto del modelo estándar de física de partículas ya que, a la vez que resulta capaz de predecir en forma muy precisa el comportamiento de las partículas fundamentales, no consigue responder algunas de las preguntas más profundas sobre el universo. =
Hermoso el gatito, muy tierno =
No sabe / No contesta =
En su libro 1984, George Orwell imaginó un mundo dominado por partidos totalitarios que condicionaban la vida de la gente al punto de volver inviables formas de pensamiento alternativas. Uno de los mecanismos empleados para esto era la implantación de la Neolengua, que restringía y comprimía cada vez más el lenguaje, suprimiendo significados no deseados y procurando que conceptos como el de libertad política o intelectual, por ejemplo, dejen de existir en las mentes de les hablantes
¿Qué tan lejos estamos hoy de esa distopía? Pareciera que los regímenes totalitarios no forman parte, al menos, de la escenografía presente ¿Pero qué tan libres somos? ¿Qué otras estructuras de dominación nos someten, quizás más sutiles, más extendidas incluso, haciendo difícil reconocerlas y, por ende, enfrentarlas?
Nuevas problemáticas y viejos enfrentamientos. El trasfondo de todo, como siempre, es el poder. El nuestro es un universo simbólico. ¿Qué tan dueñes somos de nuestros pensamientos? ¿Por qué se observa de forma más frecuente a grupos sociales apoyando políticas públicas que, en muchos casos, los desfavorecen y desempoderan?
Esta es una batalla cultural, una batalla por los sentidos. La fuerza hegemónica es aplastante, pero mientras más capacidad crítica y más herramientas de construcción de sentido dispongamos, mayor podrá ser nuestra resistencia.
Si dejamos de representarnos a nosotres, alguien más lo hará, y en ese relato seguramente seremos personajes secundarios, sometidos o descartables.
Seguimos entregando nuestra fuerza vital a la matrix, la virtualidad nos encapsula, nos condiciona sin que lo sepamos. Estamos limitades a las posibilidades que nos ofrece el dispositivo, el medio, la red.
La red es trama, pero también es trampa. ¿Podremos salir?
No importa, poné Me Gusta.