Existe evidencia de la práctica del tatuaje desde épocas paleolíticas, y su arte ha sido desarrollado por diversas civilizaciones a lo largo de la historia, desde el antiguo Egipto hasta la Polinesia, la América precolombina y el lejano Oriente, formando parte de numerosos ritos sociales.

En sus formas tradicionales, la marca del cuerpo, exhibida como gesto permanente, adquiere la significación de compromiso con una determinada comunidad o facción, indicando madurez o condición meritoria.

Dependiendo de los contextos sociales, los períodos, lugares y regiones, el tatuaje ha sido considerado símbolo de prestigio o precariedad, pertenencia u otredad. De hecho, hace no tantas décadas, esta práctica que hoy es moneda corriente en nuestra sociedad se encontraba circunscripta a unos pocos ámbitos asociados con la marginalidad o el exotismo.

Hoy el tatuaje se encuentra legitimado y expandido en un enorme rango de formulaciones que se expresan a partir de paradigmas alternos y complementarios: familia, clase o grupo social, moda, grupo de fútbol, intereses musicales.



Bernardo Clausi es un artista tatuador que estudió en la Facultad de Artes de la UNLP y desde hace años se dedica a esta práctica desde la interpelación a los sentidos instalados, abordando su condición como enunciado político y símbolo de potestad del propio cuerpo.

Los invitamos a conocer sus proposiciones, que aprovechan en forma singular la potencialidad significativa de este arte, tan antiguo como extraordinariamente contemporáneo.

En sus palabras:

“Durante el proceso de estudio del cuerpo y la simbología del tatuaje sobre la sociedad, pasé por alto decenas de temas que no alcanzaban a tocar de manera directa el tema elegido. Eventualmente vuelvo a esos tópicos con el fin de profundizar poco a poco en un arte que se extendió durante casi la totalidad de la historia del ser humano contemporáneo. Actualmente los procesos de digitalización de la imagen juegan un papel extremadamente interesante a la hora de medir la cualidad o volumen de la imagen. ¿Qué pasa con las superficies de cuerpos digitales? ¿Qué pasa con nuestros cuerpos físicos en este mundo digital?, y ¿qué pasa con el arte del tatuaje que ha virado profundamente su transformación con la extrema velocidad con que los planos digitales construyen irrefrenablemente nuevos sistemas y estructuras culturales y sociales?”