En el transcurso de sus cuatro años de gestión, el macrismo instaló discursivamente la promoción del “emprendedurismo” como forma de superar los problemas económicos a partir de la creación, por parte de lxs ciudadanxs, de fuentes de trabajo propias.
En reiteradas ocasiones se escuchó a funcionarixs aconsejar a quienes eran despedidxs de las fábricas aprovechar la oportunidad de ingeniar “nuevos emprendimientos”, o a quienes tenían que cerrar sus negocios y veían quebrar sus empresas a “reinventarse”, llegando incluso a fomentar el empleo informal en franca contradicción con los argumentos legales que esgrimían al justificar el desalojo violento de manterxs de la vía pública.
Cabe señalar que, la entonces ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, destacó como ejemplo meritorio la ocurrencia de un hombre de montar una parrilla en la puerta de su casa.
De esta manera, alentando a que cada unx desarrolle la habilidad de constituir su propia mecánica de ingresos ante la falta de empleo y oportunidades, se pretendía desligar al Estado de sus obligaciones en la aplicación de políticas públicas para la generación de trabajo, garantizando salarios dignos y derechos laborales.
De hecho, el marcado deterioro de estas condiciones durante el gobierno de la alianza Cambiemos condujo a un aumento notable de la precarización, y posteriormente, la pandemia, y las enormes dificultades económicas que implica, dejaron en claro que “emprendedorxs” sobran, y que es rol fundamental del Estado consolidar condiciones de vida dignas para la población, entendiendo que las iniciativas particulares no pueden suplementar la desigualdad sistémica de modelos excluyentes.
Estos registros fotográficos rinden homenaje a todxs lxs trabajadorxes informales que tuvieron que caer en el “emprendedurismo” para subsistir, y a quienes siguieron trabajando y aportando su esfuerzo pese al detrimento de la situación.
Sirva esta nota para ampliar estas observaciones:
NO FUE MAGIA, FUE SALARIO (las dos pandemias, el macrismo y el coronavirus)